Cádiz fue nuestra última parada oficial en el viaje. Sabíamos que ya había pasado la temporada de playa, pero igual queríamos conocer esta ciudad costera, la cual nos habían recomendado visitar.
En esta ocasión volvimos a alquilar coche. Nuestro recorrido comenzó en la estación central de trenes de Sevilla (RENFE) donde estábamos programados para recoger el auto. Mi esposo, siendo tan precavido como es, había empacado el navegador de nuestro auto, así que no fue necesario alquilar uno por los dos días que lo tendríamos. Decidimos no hacer esta parte del recorrido en tren o bus puesto que queríamos parar en algunos pequeños pueblos entre Cádiz y Málaga, algo que se dificultaba con los horarios de los buses y que descubrimos no tenía muchas rutas de tren y requería demasiados cambios de estaciones.
Una vez más llegamos cerca a la hora del almuerzo (o de la comida para los españoles) y preguntamos a unos locales si nos podían recomendar un sitio. Nos dirigieron a la calle Plocia, y en particular al restaurante Atxuri, debo decir que fue una de las mejores recomendaciones que recibimos. El lugar es muy agradable y tiene una atención maravillosa, pero lo que más nos encanto fue su comida. Definitivamente un lugar para probar.
Cádiz es una ciudad costera muy bonita, parte de su arquitectura se parece a la de la ciudad de Cartagena, en el caribe Colombiano, sobretodo la parte del malecón con sus garitas para los guardas que cuidaban la ciudad de la llegada de piratas. Debido al poco tiempo que nos quedamos en la ciudad no alcanzamos a ver ninguno de sus reconocidos museos, pero logramos recorrer sus principales calles, ver algunos de los sitios históricos de la ciudad y también disfrutar de un maravilloso atardecer en el malecón.
Nos encantaría regresar, pero en temporada de playa y con un poco más de tiempo.
Luego de una maravillosa noche en Cádiz, seguimos nuestro camino de regreso a la ciudad donde comenzó nuestra maravillosa aventura Málaga.
Habíamos planeado meticulosamente nuestro recorrido, puesto que habíamos visto en el mapa algunos pueblos que nos parecían bonitos para parar y conocer, y así hacer nuestro viaje un poco menos tedioso y ver un poquito más del área costera. Pero como siempre, no todos los planes, por bien pensados que estén, se pueden llevar a cabo. Luego de salir de Cádiz, bajo un sol hermoso y resplandeciente, el cielo se empezó a llenar de nubes que no auguraban buen tiempo. Poco a poco vimos como el cielo se encapotaba y cambiaba los tonos azules y blancos por una mezcla de grises claros y oscuros. Luego empezó el vendaval, un aguacero que parecía como si alguien hubiese abierto una regadera, lejos se veían algunos rayos que iluminaban el horizonte y se escuchaba el retumbar de los truenos. Nuestra próxima parada planeada era Vejer de la Frontera, pero en vista de las condiciones climáticas decidimos seguir la ruta, pues no íbamos a disfrutar mucho caminando por este pueblo blanco.
Tuvimos la buena suerte de que antes de llegar a nuestra siguiente parada esperada, Tarifa, la tormenta empezaba a desaparecer, por lo que decidimos parar allí para comer y conocer este pueblo, situado en el punto más sur de la península Ibérica y la parte más angosta del estrecho de Gibraltar.
Tarifa tiene un casco histórico muy bonito con calles estrechas y empedradas que parecen perderse en una telaraña que poco a poco te lleva a diferentes plazas y lugares. Cerca al puerto se encuentra una antigua muralla de donde se puede apreciar, al otro lado del mar -o debería decir los mares ya que Tarifa se encuentra justo en el punto divisorio entre el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico- una maravillosa vista de la costa de Marruecos.
Nuestra visita fue corta, pues aún nos faltaba mucho camino por recorrer hasta llegar a Málaga, y las nubes volvían a amenazar con lluvia, por lo que decidimos que esta sería nuestra última parada.
Todos quedamos encantados con las ciudades Andaluces que conocimos y creo que regresaríamos con gusto. La comida, la gente, los lugares, todo en general fue maravilloso. Unas vacaciones familiares inolvidables que habrá que repetir en alguna ocasión.
Por ahora vienen nuevas aventuras en nuestra casa, ya les iré contando más detalles en las próximas entradas